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Elsa Pataky 2

26.9.08 / Publicado por GEORGE /

JORGE PEREZ EGEA

Elsa estrena el 10 de octubre Santos, una película de Nicolás López, en la que comparte cartel con Javier Gutiérrez, Leonardo Sbaraglia y Guillermo Toledo.
De incógnito toral, aterriza en Madrid para pasar dos días. Su mánager nos advierte de que «Elsa no está para nadie», excepto para mi. Hablamos con ella de política, amor… y, cómo nó, de su última película, Santos.

Jorge Pérez. Dígame, ¿nos coronaremos ambos con esta entrevista?
Elsa Pataky. [Carcajada] ¡Ay, no lo sé! Habrá que ver. Yo espero que sí.

JP. ¿Alguna pregunta por la que tenga preferencia?
E.P. No, la verdad es que no. Ninguna. Cuando acabemos de hablar, si veo que algo se nos ha quedado en el aire, tú no te preocupes que te lo diré.

JP. Se agradece. ¿Hay alguna pregunta que odie contestar?
E.P. Pues sí. A los actores no nos gusta que nos pregunten por nuestra vida privada. Así que ten cuidadito, ¿eh?

JP. No tema. Hace usted de superheroína en una peli de ‘frikis’.
E.P. [Risas] Pues sí. Suena fatal dicho así... ‘Friki’ es una palabra que está últimamente en boca de todo el mundo y tiene un componente negativo. Aunque aquí se refiere a otro tipo de ‘friki’, al apasionado del cómic que es capaz de cualquier cosa con tal de cumplir sus sueños.

JP. ¿Y qué tiene de ‘friki’ Elsa Pataky?
E.P. ¿De ‘friki’? [risas]. Bueno, yo creo que todos tenemos nuestros momentos ‘frikis’. Yo también. A mí también se me va la cabeza de vez en cuando.

JP. ¿Y de superheroína? ¿Tiene usted algo de superheroína?
E.P. Poco. Me encantaría tener algo más, pero... tengo poquito.

JP. ¿Cómo salvaría el mundo si pudiera?
E.P. Más que de salvar el mundo, se trata de que vayamos poniéndonos en la situación de poner en orden nuestras relaciones personales. Bastaría con hacernos mejores personas, así cambiaríamos el mundo.

JP. Canta en Santos, y no lo hace nada mal.
E.P. [Carcajada] Te aseguro que nunca he tenido ninguna intención de cantar ni de ser cantante. Una es muy consciente de sus limitaciones en la materia. Yo creo que no lo hago nada bien, pero, bueno... gracias por el cumplido. No he querido ni oírme. Ni creo que pase a la historia por esa canción.

JP. Pero, bueno, ¿qué me cuenta? ¿Ni ‘karaokea’ usted?
E.P. [Risas] No canto ni en la ducha. Saber cantar sería increíble. Pero se necesita una buena voz. Y yo no la tengo.

JP. Cambiemos de tercio. Eva Longoria dice que cada vez que hay una escena de sexo, les pregunta a los guionistas: «¿No podrían darse sólo un abrazo?»
E.P. [Risas] Es una pregunta un poco ridícula por parte de Eva Longoria, ¿no? Lo pone en el guión. Y eso, a no ser que se trate de un añadido que no aporta nada a la historia, normalmente es importante y estás obligada a hacerlo, a sentirlo, a vivirlo y a verlo. Ocurre también en la vida real. En la vida real hay sexo. Y cuando intentamos transmitir el máximo para que la gente se transporte a la vida real, hay que pasar también por este tipo de secuencias.

JP. Pues yo no lo veo tan complicado.
E.P. [Sonrisa] Ni yo. Pero Eva Longoria sí que lo ve así. Y yo lo entiendo. No es fácil para nosotras rodar una escena así.

JP. ¿Es más difícil para las actrices que para los actores?
E.P. Depende. Hay actores que tampoco lo disfrutan tanto. Eso va con el carácter de cada uno. Como la vida misma. A lo mejor, para un actor, es agradable ver a una chica desnuda. Pero imagino que le gustaría mucho más poder verla en otra situación. No en ese momento en el que estás rodeado de un par de cámaras, del director, de la scrip y del resto del equipo técnico y artístico en mitad del rodaje de una película.

JP. Lo cierto es que no me fijé mucho, pero tiene usted en Santos... ¿dos escenas de cama?
E.P. Ya te veo venir [sonrisa].

JP. Sin tópicos, ¿cómo se afrontan? ¿Tiene algún truco?
E.P. No es natural, en realidad. No es algo agradable para nadie. No hay ningún truco. Se hace porque es, normalmente, parte de la historia.

JP. ¿Fue más difícil cantar?
E.P. [Risas] Pues sí. Pero es algo muy diferente. Te dejas llevar más cantando que rodando escenas de sexo, desde luego.

JP. ¿El cine español va bien?
E.P. [Silencio].

JP. Se lo pregunto a usted que puede comparar.
E.P. Va fenomenal. ¿Por qué vamos a hacerlo igual que los estadounidenses? Para ponerse serios, ya están ellos. Pongámosle humor. Así somos los españoles. Tenemos ese punto especial para ponerle sentido del humor a la vida. Los norteamericanos son demasiado profesionales. A nosotros nos puede el corazón. Allí se llevan las cosas de otra manera.

JP. Confiese, ¿qué le gustaría estar haciendo ahora mismo en vez de esta entrevista?
E.P. [Risas] Me gustaría estar en una playa solitaria leyendo un libro. Ésta es la parte más difícil de los actores. La promoción es lo peor de ser actor. Te tienes que vender como persona más que como actor, y eso cuesta.

JP. ¿Quién quiere usted ser de mayor?, ¿Antonio Banderas?
E.P. [Risas] No, yo quiero ser Elsa Pataky. La verdad es que cada uno tiene su destino y su forma de hacer las cosas. Me parece que Antonio ha hecho un carrerón imposible, pero no podemos compararnos. Él y yo somos muy diferentes.

JP. Fuera de coñas, ¿a qué actriz le gustaría parecerse?
E.P. Nunca he tenido una actriz idealizada en mi cabeza. Siento admiración por muchas de ellas, pero no como para cambiar mi forma de ser o actuar. Me gusta mi vida.

JP. Oiga, y si le digo ‘frunasa’, ¿cómo se le queda el cuerpo?
E.P. [Carcajada] Pero, bueno, qué grande. Es la primera vez que alguien me llama así aquí en España. Frunasa significa sex symbol en rumano. Me dejas boquiabierta.

JP. Confieso, tiene truco. Me lo dijo usted hace tiempo en otra entrevista. Me contó también que no se acostumbraba a ser una frunasa. ¿Lo ha superado ya?
E.P. No. No me puedo acostumbrar. Es algo que me ha venido dado. No lo he tenido que luchar yo para nada. Digamos que se lo agradezco a mis padres. Pero la apariencia exterior no dice nada sobre una persona. Es apariencia exterior y

JP. Ya, pero es usted, desde hace años, la mujer más deseada por los españoles en esas encuestas que tanto daño hacen a la que queda segunda, ¿cómo se le queda el cuerpo?
E.P. [Risas] Me parece un halago. Yo no me veo la mujer más deseada ni mucho menos, pero, bueno, si ellos lo ven, no vamos a ir en contra de eso, ¿no?

JP. Pues no. ¿Y a quién o qué desea la mujer más deseada?
E.P. [Asombrada] Mmmmmm...

JP. Aparte de a su actual pareja, que se da por hecho.
E.P. [Sonríe] No lo sé. Deseo muchas cosas. Sobre todo poder conseguir un sueño, algo que siempre empieza por un deseo. Hay muchos pequeños sueños que están ahí.

JP. No hace falta que me de la exclusiva si no quiere. ¿Cuándo se casarán Adrien y usted?, ¿lo han hablado ya?
E.P. [Risas] Buen intento, pero te vas a quedar sin esa exclusiva. Eso es algo relativo a mi vida privada y prefiero guardármelo para mí si no te importa.

JP. ¿Pero se ve de señora de Brody?
E.P. [Seria] ¿Que si me veo de señora de Brody? Pues no sé. Hasta que no lo haga no sabría decirte.

JP. ¿Cuántos niños apellidados Brody Pataky estaría dispuesta a tener?
E.P. No me lo he planteado aún. De momento estamos bien como estamos.

JP. ¿Cree en Dios Elsa Pataky?
E.P. Sí, claro que sí.

JP. ¿En qué más cree?
E.P. Creo que en la vida hay que creer en ti mismo, lo que más. Hay que ser fuerte para poder sobrevivir. Y para ello tienes que ser fuerte y confiar absolutamente en ti mismo.

JP. ¿Se pasaría al judaísmo por amor?
E.P. Mmmm... ¿Por amor? Pues no lo sé. Imagino que si fuera algo muy importante para él... Aunque no tendría por qué. El amor no tiene por qué exigir una religión. No creo que fuese justo. Pedir a alguien que cambie de religión o de pensamiento por amor es una injusticia.

JP. De su novio, Adrien, sabemos que besa con mucho estilo.
E.P. [Risas] Pues sí. Ésa es mi cruz.

JP. ¿Qué tal hace lo demás?
E.P. [Sorprendida] Eeeeeeeh... ¿Lo demás?

JP. No sé. ¿Le gusta el fútbol americano? ¿Cocina?
E.P. Sí. En ese sentido no me puedo quejar. No me puedo quejar [sonríe]. Es muy completito.

JP. ¿Cómo la conquistó?
E.P. No hay ningún secreto para conquistar. Las personas se juntan porque, una vez que se conocen, surge el amor. No hay truco para conquistar, ya te digo. Basta con conocerse.

JP. Cuéntenos algo de él que no sepamos.
E.P. [Sonríe] Es un hombre honesto y muy sensible. Eso es muy importante para mí.

JP. ¿En qué anda metido ahora mismo?
E.P. Está en el Festival de Toronto. Ha ido con una película.

JP. ¿Veremos algún día a su novio haciendo de Manolete?
E.P. [Risas] No puedo decirte nada. Es una pena lo que ha ocurrido con esa peli. A mí me encantaría verla también.

JP. Luce usted dos tatuajes visibles (en brazo y en barriga), ¿qué son?
E.P. Trocitos de mi vida. Son tatuajes que han significado algo en momentos de mi vida. No los tengo ahí por capricho. Son una estrella y una luna. Y ya te digo, están llenas de significado.

JP. ¿Alguno que no esté a la vista?
E.P. Sí. Lo hay. Uno está más escondido que otro [sonríe].

JP. Rubia tonta, ¿qué siente cuando oye o lee el tópico?
E.P. Pues eso. Creo que solamente es un tópico. No es real. A estas alturas espero que nadie crea que el color del pelo tenga algo qué ver con la inteligencia de una mujer.

JP. ¿Obama o McCain?
E.P. Obama. Porque yo creo que Estados Unidos necesita un cambio. Ha dado un bajón desde hace años y, cuando esto ocurre en un país, siempre viene bien un cambio. Obama es un presidente joven que llega cargado de nuevas ideas y eso se traslada a todo el país convertido en esperanza. Obama respira paz, también, algo que necesitan los estadounidenses.

JP.¿Zapatero o Rajoy?
E.P. Aaaaah... Eeeeeeeh... [Risas].

JP. No vale remitirse a la respuesta anterior. ¿De acuerdo?
E.P. [Sonrisa] Me cuesta mucho significarme con la política de mi país porque últimamente paso menos tiempo aquí y estoy un poco desinformada. ¿Me lo perdonarás?

JP. Claro, pero dígame algo bonito en rumano para terminar.
E.P. ¿Para que me lo recuerdes la próxima vez? Te iubesc.

JP. ¿Qué significa?
E.P. ¡Aaaaah!, eso sí que no te lo voy a decir.

JP. Lo buscaré. Ponga nota a la entrevista. ¿Hemos aprobado en este septiembre o nos toca repetir curso?
E.P. [Sonríe] Hemos aprobado. Me he reído mucho. punto.

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